Delfina quiso esparcir el polvo que Nancy le había dado sobre los botones del teclado. Con una minilinterna que llevaba a todas partes, se aseguró de que todos los números del teclado estuvieran cubiertos de polvo antes de cerrar el armario y salir de la habitación.
Empezó a llover por la tarde y el cielo estaba oscuro cuando Santiago llegó a casa. Vio una figura sentada en su salón nada más entrar en la casa.
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