Capítulo 536 No tenemos derecho a tratar con ellos
El sonido de la tela siendo desgarrada reverberó en la habitación. Cuando Delfina vio cómo Daniel desgarraba su ropa delante de sus ojos, su rostro palideció. Quiso gritar pidiendo ayuda, pero su voz estaba tan ronca de tanto gritar que ya no podía emitir ningún sonido.
A lo lejos, Santiago luchaba por moverse, pero estaba siendo inmovilizado por los lacayos de Daniel. Sólo podía observar impotente cómo humillaban a la mujer que amaba delante de él. Sus ojos estaban rojos y parecían a punto de estallar en el siguiente segundo: mataría a Daniel mil veces si pudiera.
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