Capítulo 151 Deberías odiarme
En el pasillo del segundo piso, Santiago se dirigió a la entrada del dormitorio principal. No había movimiento alguno en la habitación. No podía creer que Delfina fuera capaz de dormir como un tronco desde que había pasado tanto tiempo desde que trajo a Ámbar de vuelta. De repente, sintió que la ira aumentaba en su interior. Achispado abrió la puerta con un fuerte chasquido.
—¡Delfina!
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