—Yo... lo haré. —La señora Dávalos se ofreció después de que Susana la pellizcara.
—No.— Julián estaba bloqueando la habitación, impidiendo que nadie viera lo que ocurría dentro. Luego señaló a una joven criada detrás de la señora Dávalos—. Tú. Ven conmigo.
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