Capítulo 42 La mujer de la foto
Las llamadas deidades no eran en realidad tal cosa, sino un trozo de placa de madera tallada con la fecha y la hora de nacimiento. Los cuatro bordes tenían cerraduras, que estaban pintadas de rojo y atornilladas al suelo. En el lado derecho de la placa, había un trozo enmarcado de talismán amarillo brillante y la escritura en él era desordenada e indescifrable.
En ese momento, los pies de Delfina se sintieron como si estuvieran llenos de plomo. Sus ojos se fijaron en el talismán y se sintió como si estuviera a punto de hacer un agujero en él y descubrir lo que había debajo del marco.
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