Capítulo 654 Todo para nada
El asistente pensó que «Claudia» estaba demasiado conmocionada como para decir algo—. ¿Me está escuchando, señorita Bisconti?
Delfina apretó los dientes y mantuvo la boca cerrada. El asistente frunció el ceño y la iluminó con la linterna. Delfina trató de cubrirse, pero la asistente la reconoció enseguida.
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