Capítulo 539 La puntería del asesino no era precisa
Justo cuando Delfina pensó que ella y Santiago estaban condenados con seguridad, esa sombra negra detuvo su movimiento de repente. Entonces, se oyó un susurro.
—¿Señorita Murillo? —Era una voz masculina cálida y familiar, pero sonaba un poco insegura.
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