Capítulo 434 No se supone que lo sepa
Julián levantó de repente la cabeza y el escalofrío en sus ojos fue suficiente para hacer temblar a Jesica. Entonces, se puso en pie.
—¿Qué estás haciendo? —Jesica dio marcha atrás, presa del pánico, pero Julián la había agarrado de la muñeca—. Si quieres irte tranquilamente de Pontevedra y con tus padres, te recomiendo que te quedes callada y no digas nada a nadie. Si no, no me importaría enviarte a acompañar a tu hermano.
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