Capítulo 82 Ataque directo (parte 1)
Desde que subimos al auto el sol comenzó a mermar, las nubes aparecieron y al mirar a mi mujer la vi con sus ojos cerrados, Marco trataba de hablarle sin obtener su atención. Lo cargué para que la dejara tranquila mientras se concentraba, el clima cambió por completo media hora más tarde, Rafael veía lo que sucedía y se santiguó.
—Ustedes son de buena suerte, —comentó—. Hace más de un año no se formaban las nubes tan cargadas de agua.
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