Capítulo 57 Recordando – parte 5
Los días pasaban, mejoraba mis habilidades con las armas y volaba mediodía. Me sentía increíblemente poderoso, mi tío se percató que en esta inmortalidad no otorgaron un Pegaso, no hubo el llamado a mi servicio de un caballo alado, lo que sí había era un cayado bajo el mando del cuidador. Varios comportamientos en mi linaje cambiaron, por esa razón entrenaba a diario y sin descanso. El sueño fue lo primero que perdí, dormía máximo tres horas, nunca me sentí cansado. Nuestras peleas eran verdaderas, aunque con sus cuarenta pasados mi tío aún conserva la agilidad y la fuerza.
Descubrimos un poder adicional aparte de los que ya habíamos visto en mis entrenamientos, podía canalizar a través de mis manos la ira del universo y emanaba un rayo de luz que no era más que una onda expansiva destructiva, también si lo enfocaba a sanar, podría curar de manera milagrosa.
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