Capítulo 1486 No se necesita defensa sus pecados eran imperdonables
Tomás pensó que tenía la sartén por el mango y que todo estaba bajo su control, pero al final, fue él quien perdió. La mujer, que tenía una sonrisa pura y angelical, le dijo:
—Mira, nadie es ganador. No creas que puedes vencerme, Tomás. Cuando todo llegue a su fin, no seré la única destruida. También te arrastraré conmigo.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread