Capítulo 1258 Un don nadie de carne y hueso
—Está claro que sabes a qué atenerte, ¿verdad?
Al escuchar esto, Agustín frunció el ceño. A pesar de que había visto la indescriptible agonía en su rostro, sin embargo, eligió ser cínico, y tal vez esta era otra forma de desahogar sus sentimientos. Ahora mismo, temía haberla juzgado mal, ya que antes de esto siempre había pensado que Lucía era una persona obstinada, pero ahora, empezaba a despreciarla... de pies a cabeza. Si era capaz de expresar el asco que sentía, podría salvar la cara por haberse preocupado antes por ella.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread