Capítulo 103 Libérame de la ciudad que nunca duerme
Sofía al final comprendió lo que Renata quería decir con «todo lo que está a mi alcance». Justo cuando Sofía tomó asiento en la cabina, una fila de hombres jóvenes y atractivos se acercó a ella. Todos ellos parecían jóvenes, y cada uno tenía su aspecto distintivo. Los muchachos tomaron asiento alrededor de Sofía. Eran claramente mucho más audaces que los hombres que Renata había contratado antes, y se turnaban para hablar a Sofía. A ella se le ponía la piel de gallina; Cristian, por su parte, tenía un brillo maníaco en los ojos mientras tonteaba con el grupo de acompañantes masculinos. Mecidos por el ritmo de la música electrónica, los deseos ocultos en el corazón de una persona fueron despertados. Las luces de colores iluminaban el rostro de cada uno con un carácter diferente. Mientras unos se divertían, otros se enzarzaban en discusiones: todos eran como actores que tenían un papel en una gran obra de teatro.
Sofía siempre tuvo la sensación de que el bar era como un infierno, tripulado por humanos en el que todos llevaban una máscara. Personas de toda condición se turnaban para ser protagonistas mientras experimentaban una especie de sobrecarga sensorial. Su dinero se despilfarraba en alcohol y su precioso tiempo de vida se desperdiciaba sólo por una efímera emoción nocturna. En medio del ajetreo de un lugar así, donde el alma no podía recibir la paz que anhelaba, se precipitaba repetidamente al abismo de la lujuria hedonista.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread