Capítulo 102 Victoria a los desamparados

Grace cayó de lleno contra un vidrioso lago de agua fría, sin ningún tipo de anestesia. El dolor pudo haberla hecho gritar de no ser que el agua se metió hasta el fondo de su garganta. Pero aquellas punzantes agujas que se enterraron en su piel con el paso de los segundos fueron cada vez más dolorosas. Ella estaba exhausta, muy agotada y magullada como para moverse. Estaba nuevamente en profunda oscuridad, y aunque el agua la obligaba a salir a la superficie, el peso de su cuerpo la empujaba más y más profundo hacia abajo. Deseó dejarse llevar, que el agua exprimiera la última gota de las lágrimas en sus ojos, el último suspiro de oxígeno que hubiese en sus pulmones, hasta que la última molécula de su piel se volviera barro.