Capítulo 3 Otro ángel

Cuando Grace finalmente llegó, se encontró en medio de una cancha de baloncesto. Todo estaba oscuro y la lluvia había cesado levemente, pero eso no había evitado que se encontrara empapada hasta los dedos del pie y grandes charcos se acumularan bajo ella. No había nadie por los alrededores, no había ni una sola luz encendida entre las casas que rodeaban el lugar. Había un cuerpo en medio de la cancha, justo sobre un círculo que estaba dibujado en el suelo, resplandeciendo ya en un opaco color dorado, parecía ya tener unos minutos de estar en aquella situación incómoda y luchando por saber qué parte de tu cuerpo se debía mover primero. Cuando Grace estuvo a unos cuantos metros de él, pudo ver que estaba desnudo, los huesos de su columna sobresalían con violencia y temblaba por completo. Estaba comenzando a mojarse con la pequeña llovizna y desplegaba sus alas como por primera vez. Grace lo recordaba, porque no hacía mucho tiempo ella también había sentido cómo era hacerlo por primera vez. Se detuvo a unos dos metros del cuerpo que estaba comenzando a estirarse en toda su altura, se dio cuenta de que era un chico, ligeramente más joven que ella o quizá de su edad también. Su cabello estaba aplanado por la lluvia, sus ojos azules se veían algo temerosos y su mandíbula temblaba. Pero eso no evitó que estirara la mano para saludar a Grace en cuanto la vio llegar. Ella no sabía muy bien cómo socializar con las personas, era algo con lo que luchaba desde que había llegado a la tierra y muchas personas siempre estaban a su alrededor. Faith siempre la protegía de todas esas personas. Pero siempre que intentaban entablar con ella una conversación, simplemente lo evitaba bajando la cabeza. Gracias a Dios, siempre lograba escurrirse entre la gente; en eso sí era muy buena. En lugar de su mano, Grace se quitó la chaqueta y se la ofreció al recién llegado, junto con unos zapatos con los que se había logrado hacer en el camino. El muchacho simplemente asintió en comprensión, aceptando la chaqueta y deslizándola por su cuerpo desnudo. Grace hizo lo posible para mirar cualquier otra cosa que pudiera entretenerla que el muchacho semidesnudo frente a ella. – Eres Mal'akh, ¿cierto? –Preguntó el chico empapado frente a ella. Grace finalmente pudo mirarlo de frente: los zapatos, por suerte, eran de su talla, y seguía acomodándose la chaqueta que le quedaba grande a ella, pero a él parecía quedarle perfecto. Al menos lo suficiente como para que las personas no notaran que debajo de eso estaba desnudo. Grace, mordiéndose el labio inconscientemente, asintió. – Grace. ¿Y tú eres? – Hashmal. –Su voz era ligeramente grave, pero aun así era melodiosa. La voz de un perfecto cantante de baladas románticas, se imaginó Grace. Asintió mientras le hacía señas para que la siguiera; ella quería, con una extraña urgencia, salir de allí. No le daba buena espina estar en ese lugar tan vulnerable, tan solos, rodeados de casas donde podía haber personas que los vieran. En especial con un ángel tan neófito, quien, supuso, no debía controlar sus poderes aún. El chico la siguió sin chistar ni un poco. Supuso que no tenía mucha opción: era irse con ella o buscar algún lugar donde pudiera quedarse gratis. – Hashmal –repitió Grace para hacer que su cerebro lo memorizara–. ¿Eres una dominación, cierto? La sonrisa del chico se ensanchó fácilmente. Grace notó que tenía una sonrisa ancha y brillante. Y genuina. Jamás nadie le había sonreído de esa forma. – Es bueno que me haya tocado con un ángel que sabe lo que hace –Grace evitó mirarle–. Sí, soy una dominación. Grace asintió con comprensión mientras miraba fijamente el suelo, lo mojadas que estaban sus zapatillas (las cuales gorgoteaban el agua hacia afuera) y lo molesto que era tener las medias empapadas. Él lucía bien, no parecía lastimado por la caída ni nada similar que lo hubiese podido herir al llegar. Miraban ambos constantemente a su alrededor para asegurarse que nadie los veía, ni algún humano ni nada peligroso de los que siempre hay cuando un ángel llega a la tierra frágil y, en ocasiones, heridos. – Creo que necesitarás un nombre un poco más humano para cuando te presentes en la sociedad. Grace sabía aquello, su nombre normalmente no era aquel. "Grace". Pero le gustaba, así que no importaba si la llamaban así o por su nombre angelical. – Mi nombre humano podría ser... ¿Halcyon, quizás? ¿Suena bien, no? –Preguntó mientras se limpiaba su rostro, donde tenía un poco de barro–. Pero si quieres decirme Hashmal, por mí está bien. Grace asintió. ¿Qué más podía decir? Cuando finalmente salieron del enrejado que delimitaba la cancha de baloncesto, Hashmal se mantuvo a la par de Grace hasta que llegaron hacia la calle atestada de gente y luces de todos los carteles de tiendas que ofrecían ventas de comida, objetos, autos y demás cosas. Grace notó como Hashmal miraba todo con evidente sorpresa, aunque lograba disimularlo cuando alguien los observaba. Su andar era extraño, aún no parecía acostumbrase por completo, pero le sonreía a Grace para no preocuparla. Ella agradecía aquel gesto, no sabría qué hacer exactamente para ayudarle y solamente se sentiría patética e inútil. En lugar de mantener una conversación ligera, Halcyon se limitó en simplemente saludar a algunas personas en el camino con una gran sonrisa y un apretón de manos de vez en cuando. Grace sonreía por la inocencia de su nuevo compañero; supuso que ella se comportó similar cuando llegó, aunque sabe que no era tan (en realidad, nada) extrovertida como Hashmal. Qué mala suerte para Faith que tuvo que soportarla. Tras cruzar unas cuantas calles, y perder unos minutos con unos cachorritos callejeros que Hashmal no pudo resistirse de acariciar, finalmente llegaron hasta la casa que le pertenecía a Faith. Grace le hizo señas a Hashmal para que le siguiera y no continuara de largo. Cruzaron juntos por el camino del pequeño jardín de Faith, y en el cual Hashmal admiró y tocó cada una de las flores púrpuras que ella cultivaba allí. Subieron juntos las escalinatas de la pequeña casa y Grace sacó las llaves para abrir la puerta. Pero antes de poder meterla en la cerradura, la puerta se abrió de golpe. Grace se tiró hacia atrás y llevó a Hashmal con ella, quien ni siquiera se esperó que la puerta podría golpearlo sino se quitaba. Cuando Grace asomó su cabeza por lo largo de la puerta, un hombre y una mujer altos y de cabellos brillantes rubios la miraron preocupados. – Lo siento tanto –murmuró el hombre mientras salía por la puerta y la miraba con pánico, tras él salió la mujer quien lo estaba regañando por ser tan descuidado–. De veras lo siento, ¿te lastimé? Grace miró por un segundo a Hashmal detrás de ella, este la miraba con evidente confusión. – No –respondió Grace, cuando vio a Faith detrás de los señores dirigió rápidamente su mirada a los ojos del hombre de barba gris frente a ella–. No me lastimó, no tiene de qué preocuparse. La mujer de vestido verde y cabello ceniciento bufó apartando al hombre de traje de su camino, ofreciéndole una mano a Grace. Al final de la noche, resulta que sí debía dar la mano de vez en cuando. Grace la estrechó con cuidado y sintió como una de las uñas largas y afiladas de la mujer le punzaba su mano sin querer. La señora miró a Hashmal detrás de ella y también le ofreció una mano, obviamente siendo su saludo mucho más simpático que el de ella. – ¿Supongo que son... amigos? Grace se adelantó a responder antes de que Hashmal abriera la boca. – Mi primo, en realidad –miró de reojo a Faith quien, confundida, ayudó a la coartada de Grace asintiendo con su cabeza, aunque se mostraba algo desconcertada y confundida–. Llegó esta semana y le estaba mostrando la ciudad; nos atrapó la lluvia sin paraguas. La mujer asintió, creyéndose por completo la mentira piadosa de Grace, y se acomodó el cabello mientras le sonreía. – Un gusto verla nuevamente, señorita Grace. Debe recordarme, soy la rectora Eishet Zenunim de la Academia Grigori Zenunim, y él es mi hermano, el vicerrector Eliam. Su hermana me ha estado hablando bastante de usted. Espero ver mucho potencial este nuevo año escolar –Grace no respondió nada, en su lugar simplemente mantuvo congelada la sonrisa que extendió sobre su rostro desde que la saludó. La directora Eishet frente a ella no notó nada extraño, en su lugar levantó una ceja cuando vio sus zapatos mojados. La sonrisa de Grace se desvaneció y un ardoroso rubor tomó lugar en todo su rostro–. Debería usar una chaqueta o un abrigo cuando llueva. No va a querer resfriarse, ¿cierto? Después de eso se despidió de Grace y Hashmal, Eliam (aun disculpándose sin parar) hizo lo mismo después de ella y corrió para seguirla hasta el auto que estaba estacionado en el otro lado de la calle. Grace respiraba rápidamente, así que tragó con fuerza para controlarse. Cuando Faith salió con rapidez del portal de la puerta para encontrarse con Grace, en un remolino de blanco y gris, se tensó y se detuvo en seco. Llevó su cabello hacia atrás y miró de Grace al chico detrás de ella repetidamente. – Hashmal. –Se presentó este con rapidez. Faith estrechó los ojos. – ¿Eres una virtud o una dominación? Hashmal se rió mientras bajaba un poco su chaqueta para que Faith viera sus largas y bronceadas alas. Grace se abalanzó sobre él justo a tiempo antes de que pudiera revelar demasiado. Faith abrió los ojos con sorpresa; ni siquiera alguien tan torpe revelaría algo como eso justo en el frente de su casa, a expensas de que todo el mundo lo viera. Grace riñó a Hashmal y este se disculpó con una sonrisa avergonzada. – Lo siento, no tenía idea. Solo quería mostrar que no, no soy una virtud. Soy una dominación. Lo lamento, estoy muy avergonzado. La mirada de Faith bajó hasta Grace, sus ojos grises se concentraron en ella y su ropa. Notó también que Hashmal tenía la chaqueta de Grace y que ella estaba completamente mojada por la lluvia, e intentaba esconder un ligero temblor por el frío. Faith, quien tan solo era unos cinco años mayor que Grace, siempre se había sentido como la responsable de ella, como su madre. Aunque Grace no sabía cómo se sentía realmente tener una madre y Faith no tenía idea de cómo comportarse como una realmente; simplemente la trataba como a ella le hubiese gustado que la tratasen, de cómo le hubiese gustado que la cuidaran cuando llegó aquí a la tierra. Había llegado hacía tan solo unos cuantos años, pero ya era sin duda un poco más experimentada que ellos dos. Aunque Faith tenía que admitir que Grace aprendía muy rápido, era bastante lista cuando se lo proponía. – No importa ahora, ¿de acuerdo? ¡Vamos!, debemos entrar. –Dio paso para que ambos entraran a la casa. Faith se comportaba como una madre con Grace, pero por la edad que aparentaba, podían solamente fingir que eran hermanas. Permitió que Grace se fuera inmediatamente al baño para poderse duchar y arreglar un poco, mientras que a Hashmal le dio un poco de ropa limpia que, aunque no era exactamente de hombre, tampoco era tan femenina como la ropa de Faith. Guió después a Hashmal hasta la cocina, donde le ofreció una taza con té humeante. Él la recibió dudoso, pero la tomó y arrugó el ceño cuando el humo le entró por la nariz. Faith se posicionó frente a él a través de la isla de mármol que cortaba la cocina a la mitad. – De acuerdo, Hashmal. Creo que debemos hablar un poco, ¿no? Hashmal asintió eufóricamente mientras le daba el primer sorbo a su té. – Por supuesto, aunque ya Grace me ha contado un poco sobre ti. ¿Pero qué te gustaría saber? Faith notó que estaba completamente lleno de ánimo, pero cuando él se enfrentase a los cambios que hay aquí en la tierra quizás aquello cambiara un poco. Sin embargo, no le diría nada. Él se daría cuenta con el tiempo que las cosas aquí son completamente diferentes. Las manos de Faith se retorcieron con nerviosismo. – Bien –agarró la taza frente a ella y también tomó un sorbo, agradeciendo el sabor ácido y dulce a la vez de su té que tomaba todas las noches–. ¿Acabas de llegar de Nirvana, verdad? ¿Ya sabes tu misión? Hashmal se relamió los labios, dejando la taza sobre la mesa con el sonido transparente y firme de la porcelana. – Acabo de llegar: Grace fue a mi búsqueda respondiendo mi llamado, porque, sinceramente, tenía algo de miedo de verme en este mundo solo –dijo con una sonrisa avergonzada. Se rascó su mejilla, donde Faith notó que tenía un pequeño raspón escondido entre un poco de barro, y acomodó después la manga del suéter de Grace que cargaba puesto–. Y no, aún no tengo nada de conocimiento sobre mi misión. Pero creo, algo dentro de mí me lo dice, que tiene que ver con Grace y contigo, ¿sabes? Después de todo soy una dominación y mi misión es ayudarles a ustedes. Faith asintió, mientras tragaba un segundo sorbo de su té. – ¿Y ya habías venido antes a la tierra? –Volvió a preguntar–. ¿Tienes nociones básicas al menos de cómo es vivir aquí? Nosotras podemos ayudarte en ciertas cosas, pero no podemos manejarlo todo por ti para siempre. Posteriormente tendrás que aprender a caminar por aquí y a socializar con humanos. Necesitas ser prudente, no puedes simplemente sacarte la camiseta para que todo mundo vea tus alas. Necesitas mantenerlas al margen, escondidas entre tus ropas o hacerlas desaparecer e invocarlas sólo cuando la necesites. Hashmal, quien se había mantenido concentrado escuchando lo que Faith le decía, miró su té quizá dudando sobre un segundo sorbo. Estaba algo caliente, pero a Faith y a Grace siempre les había gustado así. Aunque Hashmal no ha probado comida en tanto tiempo, también notó Faith. Será cuestión de tiempo hasta que se acostumbre. – Pido disculpas otra vez por eso –en realidad, lucía realmente avergonzado y arrepentido, pensó Faith. Pero si se comete un error aquí en la tierra, ni por más arrepentido que estés, será suficiente para solucionarlo–. No se volverá a repetir algo como eso; debo recordarme agradecerle a Grace por evitarlo. Pero debo asegurarte que, aunque no, no es mi primera vez en la Tierra, solamente espero que confíen en mí. Y que si es cierto que mi misión es ayudarles, espero poderles ofrecer una buena ayuda en verdad. La última vez que vine aquí a la tierra para cumplir una misión, no terminó nada bien. Faith casi terminó atragantándose con su té, pero se contuvo y obligó a su garganta a permitir circular el aire. Hashmal la miró angustiado, pero Faith levantó una mano para que no se preocupara por ella. – ¿Qué sucedió exactamente, eh? –Las mejillas de Hashmal se enrojecieron, pero Faith se había comenzado a preocupar por lo que dijo–. ¿"No terminó nada bien"?, ¿a qué te refieres? Justo cuando Hashmal bajaba su té para responder, Grace entró en la cocina y los miraba a ambos consecutivamente, con su teléfono en mano. Su cabello estaba aplastado contra sus mejillas, sus rizos apareciendo como lentas ondas mientras su cabello aún goteaba un poco, su pijama, conformada por un suéter rosa holgado y largo, le rozaba las rodillas, aunque parecía ser una cosa que le complacía y no le molestaba en lo absoluto. Su mirada se detuvo brevemente en Hashmal y en la ropa que cargaba (que era de ella, por lo que supuso Faith fue su sorpresa), pero luego continuó su camino y se sirvió una taza de té también. – Grace, no te secaste el cabello – Hashmal arrugó el ceño, escuchó un ligero susurro de Grace diciendo algo como "lo hago en unos minutos", pero Faith simplemente rodó los ojos, algo sonriente pero molesta en su interior– . Y, ¿dónde has estado, además? Llevas desaparecida todo el día. Es común en ti, pero me preocupa porque no almorzaste mucho. Se sentó en la silla café al lado de Faith y le tendió una pequeña pluma gris, la misma que anteriormente había tenido la niña en el autobús. – ¿Lo hiciste sola? –Grace asintió a la pregunta de Faith con unas mejillas sonrosadas, el té deslizándose sin mucha dificultad por su garganta. Era verdad, no había comido mucho en el día y estaba completamente hambrienta y cansada–. Estoy muy orgullosa de ti, ¿lo sabes? Es genial que ahora hagas tus propias misiones sin ayuda. Después de lo de Nathe creí que te costaría salir nuevamente. Grace se ruborizó aun más, Faith sabía que eso sucedía cada que enterraba su rostro hacia el suelo. Así que simplemente acarició su hombro de forma cariñosa y luego dirigió su mirada nuevamente hacia Hashmal, quien estaba bostezando. Faith frunció el ceño. Hashmal debía de estar cansado, después de todo, la caída no es nada fácil de sobrellevar. Asimismo el acostumbrarse a un nuevo mundo es mucho más difícil. Pero su casa, aunque contaba con tres habitaciones, solamente tenía dos camas, la de Grace y la suya propia. – Yo dormiré en el sofá –Faith miró con sorpresa a Grace, quién había hablado como si supiese los pensamientos de ella. Grace suele ser más callada y reservada, pero sorprende a todos cuando abre la boca–. Hashmal puede dormir en mi cuarto, yo puedo dormir en el sofá. Igual creo que saldré muy temprano a caminar. Hashmal frunció el ceño, batiendo una mano que estaba escondida en la manga del oscuro y pesado abrigo, y pestañando repetidas veces para ocultar un poco su sueño. – No tienes por qué hacer eso, Mal'akh –Faith frunció el ceño por la forma en que llamó a Grace, pero lo dejó ir–. Yo puedo dormir en dónde sea; son muy hospitalarias al darme este techo sobre mi cabeza. No quiero abusar. Grace y Faith fruncieron el ceño al mismo tiempo. Si no fueran tan contrarias, pensó Hashmal, en verdad podrían ser hermanas. El cabello negro como la noche de Grace es completamente un contraste contra el cabello pálido como la nieve de Faith, así como los ojos rojos sangre de Grace y los grises de Faith como atardecer frío y lluvioso. Pero sus rostros reflejaban algo muy similar, solo que Hashmal aún no podía descifrar que era. Grace hizo el mismo gesto con la mano que había hecho Hasmal para detenerlo. – Por favor, acéptalo –dijo con una voz suave y afable–. Quiero ayudarte a que te puedas acostumbrar. Hashmal le sonrió con gratitud y un poco de timidez. Grace salió de la cocina junto con Hashmal para señalarle su habitación, Faith se quedó sola en la cocina entonces. Dejó su taza a medio terminar dentro del refrigerador, tomó los lados de su gabardina y lo cerró con sus propias manos. Apagó la luz de la cocina y salió hacia la estrecha sala donde descansaba un juego de sofás color blanco y se sentó en uno individual. Pasaron unos minutos hasta que Grace regresó a la sala (con el cabello un poco más seco que antes) y se sentó frente a ella, en el sofá más grande, con unas mantas y una almohada en manos. Sus ojos le enfocaron. A Faith siempre le habían fascinado los ojos de Grace, tan rojos y vivos como rubíes, pero en la oscuridad rojos como la sangre que emana una herida mortal. Puede que no a muchos le parezca atractivo ese color, pero a Faith le gusta porque eso la hace diferente; ella siempre ha sabido que Grace es diferente a todos los demás ángeles con los que ha trabajado. Pero es también una intriga: jamás le ha contado a nadie cuál es su pasado, qué puede recordar de su vida humana pasada; excepto a Faith, que logró sacárselo tras mucho tiempo de familiaridad y confianza. Pero Faith sabe que Grace no suele hablar mucho sobre eso, simplemente porque lo de ella no es hablar. Porque todas las cosas que su boca no dice, sus ojos lo desbordan como un manantial: dolor, nostalgia y necesidad de amor y ayuda. Grace la miraba con gran entusiasmo, como si ella esperara que Faith le dijese algo por traer a Hashmal sin su previo permiso. Sin decirlo, Faith sabía que era aquello lo que Grace quería decirle. Faith se tiró a los brazos de Grace. Ella, una media cabeza más baja que ella, se levantó un poco sobre sus talones para quedar a su altura. Pero eso no evitó que sus brazos consiguieran un espacio en la otra. Cuando se separaron, Grace recordó cómo se sentía los latidos de Faith sobre su pecho, lo que le recordó un poco a los contadores de los latidos que hay en los hospitales. Eso le dejó un mal sabor en la boca. Pero lo ignoró rotundamente para dedicarle una sonrisa a Faith. – ¿Estás bien con Hashmal quedándose aquí? –El corazón de Grace iba a muy rápida velocidad. Si Faith decidía que no le agradaba, iba a ser culpa de ella. Después de todo, fue ella quien lo trajo hasta acá. Faith frunció el ceño. – Claro que sí –Grace pudo respirar con normalidad–. Conseguí esta casa con un propósito, y si esa es darle un lugar cómodo donde dormir a unos angelitos muy tiernos, por mí está bien. Grace arrugó su ceño cuando Faith pellizcó su nariz con suavidad. Suspiró. – Es bueno que esté todo bien. entonces. Faith se relamió su labio inferior. Grace supo que sí había algo malo, sabía algunas mañas que hace Faith cuando evita decir algo malo sobre alguien. Grace siempre logra sacárselo, pero siempre después de decirle una y otra vez que le cuente qué está mal. Por suerte, esta vez Faith no se hizo la dura. – No me molesta que Hashmal se quede, me alegra que una niña tan buena y dulce como tú haya corrido a socorrerle. Solamente quiero que te mantengas concentrada en tus propios asuntos, ¿de acuerdo? –Grace frunció el ceño, sin comprender–. A lo que me refiero es que... Grace, no sabes lo feliz que me hace que ahora estés haciendo tus trabajos por tu cuenta. Cuando llegaste aquí eras un manojo de nervios que le costaba estar sola en una habitación por largo tiempo. Y estuve yo para ayudarte; después de todo, éramos y somos compañeras, ¿verdad? Un ángel de la muerte y un ángel de la vida; no hay algo más irónico que eso ni en el cielo ni en la tierra. Pero hoy has hecho algo por tu cuenta, y eso me demuestra que, después de seis meses, has logrado superar tu miedo. Siempre estuve contigo cuando hacías tus misiones, no muy cerca, pero siempre te encontraba. Al igual que en mis misiones siempre aparecías. Pero ahora que... Bueno, ahora que llegó Hashmal... Y él necesita ayuda... Grace se sorprendió al ver vacilar a Faith. Su Faith que siempre había sido tan segura y confiable, ¿ahora está balbuceando y trabándose al hablar? Grace estiró una mano y la colocó en el hombro de Faith, se recordó un poco a como hizo la madre con la niña pequeña en su sueño. Pero se dijo a sí misma que sería diferente. – Tienes miedo de algo. Faith tragó con fuerza. No tenía idea de cómo Grace la conocía tan bien. Siempre creyó que sus problemas los escondía a la perfección, que la mantenía alejada de sus inconvenientes y traspiés. Pero siempre Grace se daba cuenta: aunque a veces no decía nada, siempre sus ojos le proporcionaban a Faith la confianza que necesitaba para continuar y no quedarse retenida en su pasado. Le sonrió con un poco de tristeza que no pudo esconder de Grace. – Sí –respondió con sinceridad–. Tengo miedo de que me reemplaces. Sé que las dominaciones solamente vienen a supervisar el trabajo de los ángeles y de vez en cuando ayudarles verdaderamente. Pero todos los ángeles trabajan en parejas, nunca en tríos ni en solitario. Y que él haya llegado justo en el momento en que logras hacer tu propia misión sola, me hace dudar sobre si verdaderamente seré yo tu compañera. Los ojos de Grace se abrieron con sorpresa y su cuerpo se echó hacia atrás como si la hubiesen golpeado. Su frente se arrugó justo en el momento en que comenzó a negar arrebatadamente. Su respiración se entrecortó; no sabía cómo asegurarle a Faith que siempre sería su compañera, que jamás la abandonaría, pero su boca no podía abrirla. No sabía qué hacer. Faith supo interpretar sus expresiones rápidamente. – Oye, sé que crees que no es verdad –Faith también le acarició la mano a Grace, ella simplemente se quedó cabizbaja, viendo como la delgada, larga, y siempre llena con manchas de pinturas, mano de Faith acariciaba su mano pequeña–: sería "contra–irónico" que un ángel de la muerte y un ángel de la vida no estén juntos; tenemos que ser compañeras después de todo. Pero a veces no es así. Llegamos las dos por separado y fue solamente el destino quien nos juntó... Pero a lo que quiero llegar con esto es que, si en algún punto se te es revelado que Hashmal es tu verdadero compañero, no quiero que me lo mantengas en secreto, ¿vale? No me lo ocultes simplemente para protegerme. Y mientras ello siga siendo todavía un misterio, o incluso después de que sepas cuál es tu verdadero motivo de estar en este loco mundo, yo aún seguiré siendo tu compañera, ¿de acuerdo? Grace tenía lágrimas retenidas en sus ojos, igualmente Faith. Pero Grace fue la única que logró mantener esas lágrimas a raya. Faith, cuando sintió nuevamente los brazos de Grace a su alrededor y sus acelerados corazones latiendo en un mismo pecho, no pudo retenerlas ni un poco más.
Ajustes
Fondo
Tamaño de letra
-18
Desbloquear el siguiente capítulo automáticamente
Índice
Capítulo 1 El toque de un ángel Capítulo 2 Filosofía de vida Capítulo 3 Otro ángel Capítulo 4 Sacrificios que valen la pena Capítulo 5 Un final digno Capítulo 6 Sueños sempiternos Capítulo 7 El cielo existe Capítulo 8 Pesado corazón Capítulo 9 No estoy bien Capítulo 10 Nunca hay que ir a un hospital Capítulo 11 Un final digno appCapítulo 12 Nada ante el dolor appCapítulo 13 Mal presentimiento appCapítulo 14 El amigo fiel appCapítulo 15 Honestidad appCapítulo 16 Todo por ti appCapítulo 17 De vuelta al instituto appCapítulo 18 Comprensión appCapítulo 19 Ángel o demonio appCapítulo 20 Compulsión appCapítulo 21 Ojos rojos appCapítulo 22 Una cálida bienvenida appCapítulo 23 No te le acerques appCapítulo 24 No es el malo appCapítulo 25 Solo hay que intentarlo appCapítulo 26 Un ligero error appCapítulo 27 Culpable appCapítulo 28 Mi creación appCapítulo 29 El inicio del fin appCapítulo 30 ¿Qué noticia? appCapítulo 31 Se viene una fiesta appCapítulo 32 Un cambio significativo appCapítulo 33 Tu final appCapítulo 34 El niñero appCapítulo 35 Oh, aquel cuadro appCapítulo 36 Sola appCapítulo 37 Ofrecer ayuda appCapítulo 38 Un pajarito me dijo appCapítulo 39 Ahí no hay ninguna pintura appCapítulo 40 ¿A quién pinté? appCapítulo 41 Entradas para la fiesta appCapítulo 42 No es lo que piensas appCapítulo 43 Dame una pista appCapítulo 44 Hermanito appCapítulo 45 Respuetas incorrectas appCapítulo 46 Mi historia appCapítulo 47 ¿De qué te arrepientes? appCapítulo 48 Problemas existenciales appCapítulo 49 Motivos appCapítulo 50 Nada estaba sucediendo appCapítulo 51 Insistencia appCapítulo 52 Nada que decir appCapítulo 53 La vecina rara appCapítulo 54 Ayuda psicológica appCapítulo 55 Parece una bruja appCapítulo 56 Respuestas no tan buenas appCapítulo 57 Repararme appCapítulo 58 Misión sin asignar appCapítulo 59 Sí, quiero appCapítulo 60 No pierdas la confianza en mí appCapítulo 61 Propia felicidad appCapítulo 62 Todo estaría bien appCapítulo 63 Nuevo hogar appCapítulo 64 Información por ayuda appCapítulo 65 El hijo del diablo appCapítulo 66 Por los cuatro appCapítulo 67 Escúchame appCapítulo 68 Pactos de sangre appCapítulo 69 Modernismo appCapítulo 70 Cuidado appCapítulo 71 Mil veces más interesante appCapítulo 72 Sueños retorcidos appCapítulo 73 Lo que fuera por ella appCapítulo 74 Dichoso título appCapítulo 75 A través de ella appCapítulo 76 Cristal oscuro appCapítulo 77 Esa no era ella appCapítulo 78 Materia reprobrada appCapítulo 79 Emprender una búsqueda appCapítulo 80 Parecer normales appCapítulo 81 Soy yo, hermano appCapítulo 82 Estrés post-traumático appCapítulo 83 Culpabilidad appCapítulo 84 Tenemos que hablar appCapítulo 85 Busca ayuda appCapítulo 86 No más marcas appCapítulo 87 Día de Halloween appCapítulo 88 Nadie appCapítulo 89 Ella appCapítulo 90 Segunda vida appCapítulo 91 La historia de Hashmal appCapítulo 92 ¿Quién te crees? appCapítulo 93 Cómo escribes, cómo piensas appCapítulo 94 En el límite entre un demonio y un ángel appCapítulo 95 Estás herida appCapítulo 96 Encárgate de ti misma appCapítulo 97 ¡¿En dónde rayos te metiste, mujer?! appCapítulo 98 No me asustes appCapítulo 99 Más real appCapítulo 100 Estamos a salvo appCapítulo 101 Mi Gracia appCapítulo 102 Victoria a los desamparados appCapítulo 103 ¿Eres un fantasma? appCapítulo 104 Chispa appCapítulo 105 No te preocupes por mí appCapítulo 106 Ingenuidad appCapítulo 107 ¿Todo tiene sentido? appCapítulo 108 Enfrentar appCapítulo 109 Verdadera historia appCapítulo 110 Una historia que evadir appCapítulo 111 Una mejor noche appCapítulo 112 Muéstrame appCapítulo 113 El inicio de una triste historia appCapítulo 114 Ella es lo único bueno que él tenía appCapítulo 115 Libertad para Violet Blanc appCapítulo 116 Muchas cosas appCapítulo 117 Consecuencias de la sangre de demonio appCapítulo 118 No más mentiras appCapítulo 119 Desconfianza appCapítulo 120 Que entre la luz appCapítulo 121 No puedo más contigo appCapítulo 122 Eso morirá en mis manos appCapítulo 123 No son celos appCapítulo 124 Sálvalo, por favor appCapítulo 125 Sané al ave appCapítulo 126 A veces, no necesitas un propósito appCapítulo 127 Un ángel de la vida appCapítulo 128 Un trono appCapítulo 129 Pareces un cliché appCapítulo 130 No llames a papá appCapítulo 131 Un sinverguenza appCapítulo 132 ¡Diviértete! appCapítulo 133 Su sangre appCapítulo 134 Hija del alba appCapítulo 135 La conseguí appCapítulo 136 ¿Qué sucede? appCapítulo 137 Todo lo que sepas appCapítulo 138 Un ángel de la muerte appCapítulo 139 Un demonio appCapítulo 140 No hay retorno para la muerte appCapítulo 141 Mentirosa appCapítulo 142 Tregua appCapítulo 143 Beca rechazada appCapítulo 144 No es verdad appCapítulo 145 Nuestro padre appCapítulo 146 Sociedad del espejo appCapítulo 147 Te amo appCapítulo 148 Oscuro appCapítulo 149 No eres un ángel guardián appCapítulo 150 El apocalipsis se acerca appCapítulo 151 No lo vuelvas a hacer appCapítulo 152 Todo se descontrola appCapítulo 153 Hora de quemarlo todo appCapítulo 154 ¿Por qué la dejaste sola? appCapítulo 155 Hola, Fayna appCapítulo 156 Un final no muy feliz app
Añadir a mi biblioteca
Joyread Español
FINLINKER TECHNOLOGY LIMITED
69 ABERDEEN AVENUE CAMBRIDGE ENGLAND CB2 8DL
Copyright © Joyread. Todos los derechos reservados