Capítulo 25 Solo hay que intentarlo

El cielo estaba ligeramente nublado, una tranquila vista era decorada con algunos rebeldes rayos dorados del sol escurriéndose entre las nubes y alumbrando como una lámpara todo el horizonte de Luci, el cual era constituido con una red de vóley, césped húmedo y unas banquetas de maderas lejanas, donde unos pocos chicos comían. El inicio del lago que rodea el colegio estaba completamente inmóvil, casi sin vida. Justo detrás del colegio un bosque tenía los inicios de su follaje salvaje, haciendo que el lago serpenteara hasta perderse dentro de él. Luci aún puede recordar algunas pocas excursiones planificadas con algún profesor para inspeccionar aquel lago y descubrir su final y desembocadura, pero nunca han logrado encontrarlo. Los profesores sospechan que quizá se junta con otros ríos, que terminan desembocando en el mar.