Capítulo 84 Tenemos que hablar
En cierto momento en la tarde, mientras Sam salía de la ducha, sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo y erizar hasta los vellos de sus piernas. No entendía por qué había sucedido aquello, pero justamente como una premonición la puerta de la entrada se abrió y cerró con un golpe. Inmediatamente Sam escuchó las pisadas de su hermana del otro lado de la puerta de su habitación. Sus pasos eran lánguidos y su voz charlando por teléfono poco animada.
Sam no distinguió mucho las palabras que utilizaba, aunque tampoco le interesaba meterse mucho en los asuntos de su hermana. Así que se dedicó a terminar de vestirse y salir hacia la cocina para darle algún batido que la animara.
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