Capítulo 1939 Recuerda
Ye Yuan se arrojó a los brazos de Gu Longfan mientras lloraba, y él la abrazó con fuerza. Sus sollozos eran tan descontrolados que empezó a sentirse sofocada y, al cabo de un tiempo, se desmayó. Una vez que volvió a abrir los ojos, se dio cuenta de que estaba en su dormitorio y de que Gu Longfan la miraba fijo con una sonrisa.
—Buenos días, mi amor. Estabas empapada cuando te encontré, así que deberías darte una ducha caliente para evitar que te resfríes. —Dicho eso, le quitó la manta y la cargó en sus brazos. Antes, cuando habían vuelto a casa, él le había quitado toda la ropa y la había acostado en la cama. Ye Yuan cerró los ojos y dejó que la cargara hasta el baño. Como en esa etapa del embarazo no podía usar la bañera, él la colocó debajo de la ducha. La temperatura era perfecta y cálida, pero, aun así, tomó un poco de agua y la roció sobre la piel de la joven—. ¿Está muy caliente? ¿Necesitas que te sostenga? —le preguntó. Ella no contestó, pero se sonrojó al instante, tal vez por el calor del agua o quizás por la vergüenza, y luchó para que él la soltara antes de darse vuelta para empezar a bañarse. Mientras se lavaba la cara, oyó el sonido de algo metálico contra el suelo detrás de ella. También escuchó el roce de una tela, seguido por el tintineo de un reloj de pulsera. Entonces, Gu Longfan tomó el champú del estante y le susurró—: Cierra los ojos. Te lavaré la cabeza. Es solo un minuto, no voy a tardar mucho. —Ella pestañeó varias veces al oír eso y, cuando él estuvo a punto de tocarla, le apartó la mano enseguida—. ¿Qué pasa, amor? —La abrazó—. ¿Has olvidado quién soy? Soy tu esposo. Es normal que yo te ayude. —Sin embargo, para su desconcierto, ella volvió a apartarle las manos de un golpe. Después se retiró a una esquina y lo miró en silencio entre el vapor caliente de la ducha. En ese momento, él notó que sus ojos ya no se veían nublados ni aturdidos, sino que eran suaves y hermosos, y que su silueta se reflejaba con claridad en ellos. La confusión solo duró un momento hasta que se transformó en sorpresa. Miró a Ye Yuan sin parpadear, preocupado de estar soñando. Sabía que ella lo había recordado tanto a él como a su relación. Al cabo de unos segundos, ella se abalanzó sobre él y Gu Longfan la sostuvo en sus brazos, aunque eso no impidió que lo empujara contra la pared. Luego lo besó y ninguno cerró los ojos. En ese preciso instante, él sintió que todos esos años perdidos no habían sido la gran cosa. Por lo menos, se recordaban en sus mejores momentos. Superando el estupor, Gu Longfan dio un giro y acorraló a Ye Yuan contra la pared para devolverle el beso. Le sostuvo el rostro, mientras que ella sostenía el suyo. De pronto, ella notó que algo cálido fluía por sus dedos y, al mirar, se dio cuenta de que él estaba llorando—. Gracias, mi amor —declaró mientras pensaba: «Gracias por no abandonarme».
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread