Capítulo 1914 Pérdida de memoria
Ye Yuan hizo un leve movimiento afirmativo con la cabeza.
—Está bien. Iré enseguida. —Se bajó de la cama y caminó con lentitud hacia el baño. Se paró frente al lavamanos, giró la canilla y se inclinó un poco para lavarse la cara con agua fría. En ese mismo momento, la ventana del baño se abrió y una brisa helada se coló por la rendija. La joven se enderezó y miró hacia la ventana abierta. El aire del exterior estaba helado, a tal punto que le congelaba los huesos. La estación más fría y difícil de tolerar había llegado por fin. Cruzó el cuarto para cerrar la ventana mientras recordaba que todas las despedidas de su vida habían sucedido durante esa estación fría y frágil, y esa vez no había sido la excepción: se encontraba ante otro adiós que aún no estaba lista para decir. Levantó una mano para acariciar la brisa y, en ese instante, oyó un ruido metálico cuyo eco quedó retumbando en el baño. Algo había caído al piso de mármol bajo sus pies. Se quedó tiesa por un momento, luego bajó la mirada hacia su mano izquierda y vio que el anillo de bodas había resbalado de manera inexplicable por su dedo y había ido a parar al suelo. Gu Longfan le había colocado ese anillo y le había dicho que su creación había sido especial e intrincada y que, una vez que se ponía en el dedo, jamás se podía quitar. Después de eso, ella nunca había podido quitárselo, por más que lo intentara con todas sus fuerzas. Sin embargo, acababa de caérsele en cuanto había levantado la mano. Se miró el dedo desnudo y luego observó la alianza en el suelo. Estaba allí, brillando bajo la luz tenue. Se acercó y se puso en cuclillas para recogerlo con delicadeza. Cuando se estaba poniendo de pie, su mano se detuvo en el aire y la joven se quedó congelada a mitad de camino al ver, con gran sorpresa, unas letras pequeñas grabadas en el interior del anillo. Nunca antes las había notado, ya que eran diminutas, pero en ese momento las pudo distinguir con claridad: G ama a Y. «Gu Longfan ama a Ye Yuan», leyó. Las palabras estaban grabadas en una letra manuscrita torpe, lo que la hizo pensar que lo había hecho él mismo. Su relación había nacido en medio de una enemistad entre sus familias; no obstante, él había grabado aquella frase con sus propias manos dentro del anillo de bodas y había convertido su amor en algo eterno y hermoso. «Gu Longfan ama a Ye Yuan», repitió en su interior. Era la primera vez que se lo decía. «Dice que me ama», pensó. Los dedos de la chica se cerraron alrededor del anillo y lo atesoró en la palma de su mano. Por fin, en ese momento, supo con certeza que ella también lo amaba. Mientras tanto, Gu Longfan estaba atareado en la cocina, tan concentrado en lo que estaba haciendo que se quedó tieso por la sorpresa cuando un par de brazos delgados le abrazaron la cintura con fuerza desde atrás. No era necesario que se diera vuelta para saber que la persona que lo estaba abrazando era Ye Yuan, y eso mismo era lo que lo sorprendía. Desde el accidente de Ye Ming, los días que había compartido con la joven eran sombríos, como si una nube tormentosa se hubiera cernido sobre ellos. Jamás, ni por un segundo, hubiera esperado que ella se acercara y lo abrazara, al menos no por decisión propia. En ese momento, sonó la voz suave y delicada de la chica—: ¿Qué está cocinando, chef Gu? —preguntó. Él giró y observó el rostro en forma de corazón de su esposa, que lo miraba con una sonrisa tan amplia que hacía que sus ojos curvados parecieran lunas crecientes. Esa expresión lo dejó tan pasmado que no pudo articular ni una sola palabra—. Este cocinero se está esforzando demasiado —bromeó mientras se ponía en puntillas para rizarle, con delicadeza, un mechón de pelo. Él se sacudió la ensoñación, la tomó de la mano de prisa y la apretó.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread