Capítulo 195 Esto apenas comienza
Atado a una silla de brazos y piernas, lleno de sudor y algo de sangre en el rostro, la camisa y el pantalón, Rubén soltaba sollozos, lágrimas y lamentos ante los oídos sordos del Chacal.
―Basta, por favor… ―dijo Rubén con una voz entrecortada mientras soportaba las agujas que el Chacal le clavaba en las rodillas―, yo no sé nada del secuestro. De verdad, no sé ni de qué secuestro me preguntas…
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