Capítulo 189 No es para tanto
Con mucho trabajo Alfredo se incorporó, una de las enfermeras más jóvenes le dio una muleta para que se ayudara a caminar, mientras ella, dos pasos delante de él, empujaba el porta sueros. Fue toda una proeza el que pudiera quitarse los vendajes de la cabeza y la pierna, se sentía por completo inútil y con ganas de llorar.
Otro logro fue el quitarse la bata, no sabía que la enfermera ya había cerrado el paso del suero, para que él pudiera sacar la mano de la bata, y ella tuvo que explicarle desde la puerta cómo hacerlo, ya que no se atrevía a entrar.
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