Capítulo 101 La muerte no le quedó ni pintada al maldito
Octavio no era una persona sencilla ni humilde, más bien, un tipo soberbio, egocéntrico, machista y un poco inestable, pues era alguien que buscaba llamar la atención de forma negativa. Además, era un matón reconocido entre los cárteles, por lo tanto, era un tipo de cuidado. Así que no sería de extrañarse que alguien con el perfil ególatra de él no buscaría llamar la atención en todos los aspectos, incluso, las bebidas.
A Alfredo no le costó trabajo reconocer cuál era la bebida de Octavio, pues tenía un tarro gigante de colores rojo, negro y blanco. Siempre estaba lleno de alguna bebida y era mucho más fácil llevar a cabo la misión con un tarro tan visible. Mientras todos estaban distraídos viendo el espectáculo, Alfredo se acercó con toda la cautela que cabía en su ser para evitar alguna torpeza.
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