Capítulo 110 Flechazo

Alfredo no pudo aguantar no quedar rendido ante la belleza de Liliana apenas la vio caminar. Esa forma de andar, su tez dorada que relucía con los rayos del sol como si estos fueran extensiones de su misma piel y el cabello cobrizo que se dejaba caer recorriendo su espalda hasta llegar por sus anchas caderas y tocar el final de sus nalgas. Su figura esbelta y sus ojos azul zafiro fueron detonadores de todos los sentidos de Alfredo al mismo tiempo. Ni él sabía que podía sentir tanto al mismo momento en tan poco tiempo. Todo su ser se estremeció desde los cimientos. Tanto fue el impacto, que se quedó sin palabras siquiera para poder ir a hablarle.