Capítulo 34 Gracias por tanto
La noche pasó y el amanecer apareció. Alicia se levantó temprano como de costumbre para hacer el desayuno. Sacó unos huevos con tocino y los empezó a freír. Luisa se levantó, tomó una ducha y luego de arreglarse para la escuela, se sentó a desayunar con su hermana. Ambas tenían la costumbre de darle gracias a la virgen antes de empezar la primera comida del día.
—Gracias, virgencita, por los alimentos que nos regalas el día de hoy —pronunció Alicia.
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