-Puedo darte placer... Señora.- Gimió, levantó la mano para acariciar su rostro pero ella le dio una bofetada.
-¡Nunca vuelvas a poner tu mano sobre mí! ¡Nunca más! ¡No ensuciaré las sábanas con basura! ¡¿Cómo te atreves siquiera a tener tales intenciones!? ¡Soy la mujer del Rey!- Sus ojos se llenaron de fuego incluso cuando su cuerpo traidor reaccionaba.
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