Capítulo 76
Merilyn asintió, con los ojos llenos de lágrimas. -No, no lo hizo. Sabíamos que los lazos entre un maestro y su anfitrión de sangre rara vez se formaban, pero estábamos tan enamorados. Tan esperanzados... Como su anfitrión de sangre, nuestras almas ya estaban conectadas, así que no debería haber sido difícil, ¿verdad?
En ese momento, Aekeira sintió lástima por esta mujer y por el Gran Señor Vladya. Especialmente por él. Aekeira nunca había imaginado que sentiría compasión por ese macho.
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