Capítulo 388
Daemonikai se detuvo justo afuera del pasillo del calabozo hasta que escuchó el primer grito desgarrador de Zaiper. Solo entonces se alejó del pasillo del calabozo. Pronto dejó de escucharlos. Casi un arrepentimiento.
Había instruido a los guardias para que trasladaran a Zaiper a la celda más profunda y fortificada para evitar que su tortura perturbara la tranquilidad de la Ciudadela. Pero ahora, por primera vez, se preguntaba sobre la sabiduría de eso.
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