Capítulo 122 Celos
Los dedos de Dora se apretaron alrededor de la cuchara, el mango frío contra su cálida piel. Observó a Xavier con los ojos entrecerrados y su mirada afilada como una espada. La sospecha en su pecho se retorció como una serpiente, enroscándose más con cada tierna mirada que él lanzaba hacia Cathleen. Dora forzó una sonrisa, tan frágil como el cristal. "Prueba esto", instó, su voz melosa venenosa, deslizando un poco de berenjena en el plato de Cathleen con calculada gracia.
Cathleen se levantó de su asiento en un elegante gesto de despedida. "Lo siento, no tengo hambre". Sus palabras cortaron la tensión y se giró, balanceando las caderas mientras se acercaba a la encimera de la cocina para preparar jugo de naranja fresco. El zumbido del exprimidor creó un zumbido desafiante en el silencio que siguió.
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