Capítulo 93 Sin ataduras
Xavier se movió incómodo, sintiéndose fuera de lugar en este ambiente elegante. Sus aristas ásperas y su apariencia ruda parecían estar en desacuerdo con el refinado entorno. La mirada de Cathleen se detuvo en él, notando cómo su coño mojado parecía tener un efecto físico en él. No podía recordar la última vez que una mujer lo había excitado tan visiblemente. El calor que irradiaba su cuerpo era innegable, y ella podía ver la tensión en sus pantalones mientras su polla se endurecía bajo su mirada. Fue a la vez estimulante y desconcertante ver una reacción tan primaria en alguien como Xavier, que normalmente irradiaba control y confianza. Pero en ese momento, todo eso pareció desvanecerse cuando sucumbió al intenso deseo que ella despertaba dentro de él.
Xavier no podía soportar mirar más. Su cuerpo se sentía como si estuviera en llamas cuando salió de la habitación de Cathleen a toda prisa, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Era como si lo persiguiera un depredador, desesperado por escapar antes de que lo atrapara. Entró a trompicones en su propia habitación y cerró la puerta detrás de él, apoyándose pesadamente contra ella. Pero incluso con una barrera física entre ellos, no podía escapar de las imágenes que ahora atormentaban su mente: la visión de Cathleen dándose placer a sí misma, su humedad brillando a la luz. Era como una tortura cruel, burlándose de él y tentándolo al mismo tiempo. ¿Cómo podría volver a mirarla de la misma manera?
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