Capítulo 1387 Adelante, atorméntame
«¡Ah, adelante, atorméntame a tu antojo!».
Emir estiró el cuello hacia un lado, como una imagen de resignación, pero cuando vio a Fausta tumbada con pereza en el alféizar de la ventana, un pensamiento extraño surgió de repente en su mente.
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