Capítulo 1271 Deja que la tormenta arda
Tras ser templado por el fuego espiritual, la dureza del dedo índice derecho de Emir no tenía nada que envidiar a la de un tesoro mágico de alto nivel, por lo que era más que capaz de bloquear el machete carmesí. Además, no fue un simple bloqueo.
Bajo la máscara de Emir, una sutil sonrisa asomó por la comisura de sus labios. Con un rápido movimiento de su dedo índice, golpeó el machete carmesí, produciendo un sonoro tintineo.
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