Capítulo 6 La familia Sandoval
En el elevador, Angelina lanzó una mirada desdeñosa al joven que estaba a su lado.
Había trabajado con Cordelia el tiempo suficiente para saber que ésta tenía un hermano menor llamado Gavino que holgazaneaba por ahí.
Como era la primera vez que veía al joven, estaba segura de que debía de ser un juguete, pero no pudo evitar preguntarse por qué éste podía convertirse en un juguete. Vestía un atuendo típico y tenía un aspecto sencillo. Sus rasgos no eran lo bastantes llamativos como para convertirlo en la pareja ideal para Cordelia.
Además, su tez no era nada blanca.
—No tengo ni idea de lo que ha hecho para persuadir a la Señorita Cordelia de que crea sus mentiras, pero le aconsejo que se mantenga alejado de ella. El Grupo Cordelia ha trabajado duro para alcanzar su actual nivel de éxito. No dudaré en tomar medidas contra usted si afecta a nuestra cotización. Antes de intentar seducir a alguien de un estatus superior, mírese al espejo. No intente conquistar a alguien que está fuera de su alcance —advirtió Angelina, su voz destilaba desdén.
No se molestó en ocultar su desprecio por Emir. Despreciaba a los chicos juguete que ambicionaban llevar un estilo de vida lujoso cortejando a mujeres lejos de su alcance.
—¿Has escuchado lo que acabo de decir? —preguntó, pisando con rabia.
Esperaba que Emir supiera cuál era su lugar después de escuchar sus palabras, pero, para su consternación, permaneció tan sereno como siempre.
La rabia ardió en su interior.
Cuando se abrieron las puertas del elevador, Emir dijo por fin con calma:
—Angelina, comprendo tus sentimientos, pero no tienes derecho a sermonearme.
Angelina se sintió desconcertada al principio, pero esa sensación fue con rapidez sustituida por una ira ardiente.
—¿Qué acabas de decir?
Salió corriendo del elevador para reprender a Emir, pero se le cayó la cara de vergüenza cuando vio que alguien se le acercaba.
El hombre iba ataviado con un lujoso traje Versace. Llevaba también un reloj Cartier con diamantes y lentes con montura de oro, lo que dejaba bien claro que era una persona adinerada.
No era otro que Camilo Sandoval, de la familia Sandoval.
—Angelina, escuché que Cordelia trajo un juguete. ¿Es verdad?
Camilo cortejaba a Cordelia y tenía muchos espías en el Grupo Cordelia. Había recibido noticias poco después de que ésta trajera a Emir a la empresa.
Parecía que estaba ahí para enfrentarse a ella.
La expresión de Angelina cambió un poco.
—Señor Camilo, ¿de dónde escuchó ese rumor? Sabe que a la Señorita Cordelia no le gustan otros hombres tan solo así.
Camilo soltó un suspiro de alivio.
—Sé que Cordelia nunca haría algo tan absurdo como eso.
Angelina sintió que el resentimiento le llenaba el corazón al escuchar aquello.
Enamorarse de alguien con los modales caballerosos de Camilo era inevitable. Por desgracia, su corazón pertenecía a Cordelia.
Cuando Angelina pensó en eso, miró a Emir como una mirada afilada.
«No sé en qué está pensando la Señorita Cordelia. ¿Por qué se enamoró de alguien así? ¡Comparado con el señor Camilo, no vale nada!».
Mientras Angelina fulminaba con la mirada a Emir, sus siguientes palabras hicieron que su rostro palideciera de horror.
—Soy el juguete que trajo Delia.
Al instante, Camilo fijó su mirada en Emir mientras la temperatura del ambiente descendía de manera drástica.
Angelina salió de su ensueño y reprendió:
—Emir, ¿de qué está hablando? La Señorita Cordelia no tiene nada que ver con usted.
No dejaba de lanzar miradas a Emir mientras hablaba. Por desgracia, él la ignoró y continuó:
—Esto no es un secreto. Mucha gente nos vio cuando entramos.
La mente de Angelina se quedó en blanco. Se le fue el color de las mejillas.
«Estamos condenados. Maldito seas, Emir. ¿Quieres destruir el Grupo Cordelia?».
La expresión de Camilo era sombría mientras miraba a Emir.
—Te daré otra oportunidad para explicar tu relación con Cordelia.
—Delia es alguien a quien voy a proteger el resto de mi vida —dijo Emir con sinceridad.
—¡Deje de decir tonterías! —Angelina ya había tenido suficiente.
Alargó la mano para darle una bofetada a Emir, pero éste le agarró el brazo.
—Puede que seas amiga de Delia, pero eso no significa que no me atreva a pegarte —advirtió con frialdad.
Angelina sintió un escalofrío que le recorría la espalda.
Camilo se burló:
—Jovencito, ¿no sabes quién soy?
—En efecto, no tengo ni idea de quién eres.
—Te haré saber que soy el hijo de la familia Sandoval en Distrito de Jade.
—¿Y qué?
—¿Y qué? —Camilo miró a Emir como si éste fuera tonto—. Seré franco. La familia Sandoval es el mayor distribuidor del Grupo Cordelia. Si dejo de trabajar con ellos, ¿qué crees que le pasará al Grupo Cordelia?
Todo el ser de Angelina temblaba de manera profusa, pues su peor pesadilla se había hecho realidad.
«¡Emir no es más que un problema!».
Pronto, descubrió que ése no era el peor escenario. Lo peor aún estaba por llegar.
Emir respondió con calma:
—Bueno, hasta las familias más prominentes de la capital deben mostrarme respeto, así que ¿quiénes son los Sandoval para pensar que pueden tratarme como algo menos?
Entidades más poderosas que la familia Sandoval abogarían por distribuir los productos del Grupo Cordelia por orden de Emir. Era natural que no tomara en serio a la familia Sandoval.
Angelina pensó que Emir se había vuelto loco.
«No solo planea destruir el Grupo Cordelia. Sus acciones impedirán que la empresa vuelva a surgir».
—¡Ponte de rodillas y discúlpate con el señor Camilo ahora! —Angelina ordenó.
¡Paf!
Lo que recibió como respuesta fue una bofetada.
—He dicho que no me des órdenes.
Angelina se quedó atónita.
«¿Dónde había encontrado la señora Cordelia a ese salvaje arrogante?».
—¡Quiero ver a Cordelia! —dijo Camilo mientras caminaba hacia el elevador.
Quería obtener una explicación de la propia Cordelia.
Las puertas del elevador se abrieron para dejar ver a ésta, que había bajado.
Un rato antes había sido informada de la situación mediante una llamada telefónica. De inmediato se dirigió hacia allá, pero llegó un poco tarde.
—Cordelia, me alegro de que estés aquí. ¡Dime qué relación tiene este joven contigo! —Camilo exigió en voz alta.
Cordelia había querido explicar la situación, pero la pregunta de Camilo hizo que su expresión se volviera fría.
—No creo que eso le concierna, señor Camilo.
Camilo se quedó helado. Una oleada de furia se apoderó de él cuando recobró la compostura.
«Fingió ser inocente, pero acabó consiguiendo un juguete. ¡Qué desvergonzada!».
—Cordelia, ¿has olvidado que el éxito actual del Grupo Cordelia se debe a la familia Sandoval? ¿Me estás obligando a dejar de colaborar contigo?
—Haz lo que quieras.
Cordelia sabía que su empresa sufriría si dejaban de asociarse con la familia Sandoval, pero ya no podía soportar la actitud de Camilo. Actuaba como si fuera su novia cuando no era así. Y lo más importante, Emir era su único hermano menor. ¿A quién iba a mimar si no era a él?