Capítulo 212 Amos del placer (libro 3) capítulo 21 tal para cual
Después de liberar energías corriendo un poco por los alrededores, vuelvo a la mansión. Poco a poco he ido retomando mis actividades cotidianas. Para ser sincero, me fascina pasar el tiempo con mi mujer y disfrutar de su compañía al máximo. Atravieso el camino emparedado como si fueran mis últimos minutos de vida, desesperado por estrechar a mi prometida entre mis brazos. Hablando del tema, se me ha hecho cuesta arriba conseguir una respuesta afirmativa de su parte, pero confío que dentro de poco estará convenciéndola para que se caso conmigo.
Al subir el escalón que conduce al pórtico, una extraña sensación me embarga. Una especie de mal presentimiento. Observe los alrededores, buscando algo que esté fuera de lugar. Todo parece tranquilo y normal, pero hay algo dentro de mí que me tiene inquieto. Desconfiado, decidió comprobar el interior de la casa. Mi corazón retumba debajo de la piel de mi pecho como el reloj de una bomba de tiempo. Fui demasiado confiado al dejar sola a mi mujer y sin ninguna protección, sobre todo, después de lo que le sucedió. Mar Maldita. No suelo cometer este tipo de errores. Empujo la puerta e ingreso a la casa. A medio camino me quedo paralizado. Un denso escalofrío recorre mi cuerpo y hiela la sangre dentro de mis venas. Lo primero que noto es la puerta que conduce al jardín abierta de par en par. Casi al mismo tiempo veo las huellas de barro impresas en el piso de madera. Seguido, el campo de destrucción en el que se ha transformado la cocina, pero lo que me deja más aterrado son las gotas color rojo intenso que salpican el suelo.
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