Capítulo 64 Bruja hechicera
Después de mi bochornoso y denigrante encuentro con Perla, a la que no pude corresponderle como es debido gracias a que mi maldito pito no quiso funcionar, mi ánimo se vino al piso de forma estrepitosa. Mi polla, mi arma poderosa, mi bestia indomable, el orgullo de mi virilidad, se convirtió en el motivo de mi gran decepción. Por más que la estimulé, la sacudí y la cacheteé no tuvo fuerzas para levantarse. No tuve más opción que echar a Perla de mi oficina y soltar maldiciones a diestra y siniestra.
Tras abandonar la oficina e integrarme a las actividades del club, no he hecho más que comportarme como un maldito cascarrabias con todo aquel que se atraviesa en mi camino. Un par de horas después, Jacob se ve obligado a intervenir al ver que estoy a punto de entrarme a puños con algunos de los clientes más molestos y pesados que se encuentran divirtiéndose en el interior del recinto. Después de lo que sucedió estoy buscando cualquier excusa para descargar mi frustración a punta de puñetazos.
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