Capítulo 40 Por las buenas o por las malas

Estoy concentrado y disfrutando con placer de este delicioso momento. Todo mi cuerpo se tensa en el instante en que su culo se contrae y presiona mi polla al estrecharla con sus apretadas paredes. Lo sujeto de los hombros y comienzo a bombear con fuerza porque sé que está a punto de venirse. La resistencia que me ofrece su conducto, envía un latigazo de electricidad a lo largo de mi columna vertebral que repercute de manera inmediata sobre mi sexo, aumentando la hinchazón y su dureza, lo que dificulta mis estocadas debido a lo reducido del espacio. Llevo mi mano hasta su virilidad y comienzo a deslizarla desde la base hasta la punta, sin dejar de penetrarlo, lo que acelera el proceso de manera instantánea. Pocos segundos después, el orgasmo lo sorprende y, por mucho que intente resistirse a él, un gruñido tormentoso abandona su garganta, mientras las convulsiones hacen polvo todo su cuerpo. Los chorros de semen salpican su torso y su vientre, creando una obra de arte digna de exhibirse en la mejor galería de la ciudad. Llevo la misma mano con la que sostenía su verga hasta su boca para evitar que sus gritos alerten a cualquier persona que se encuentre en las cercanías. Doy un par de estocadas más, hasta que mis piernas y mis nalgas se contraen y me vacío dentro de él. Sonrío extasiado cuando veo su pecho acelerado y las pupilas de sus ojos contraídas, lo que me envía la señal inequívoca de que lo ha disfrutado plenamente.