Capítulo 23 Confesiones
Estoy muerta del cansancio, no he pegado ni un solo ojo desde que el médico que atendió a Rachel se marchó de la casa. Sin embargo, a última hora, cuando el sol estaba comenzando a salir, el sueño me doblegó y caí rendida en el sillón que ubiqué al lado de la cama.
―Buenos días, cariño.
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