¿Cómo podía ese desconocido pedirle que dejara de esconderse? Se preguntó e insistió en alejarlo. No iba a permitirle tanto poder sobre ella. Oscar la abrazó y sintió su temblor.
—Tranquila. No te haré daño —musitó con tanta ternura y delicadeza que ella se quedó asombrada por ese trato que nunca antes había recibido.
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