Capítulo 426 No le corresponde a ella preocuparse por él
Al salir de la entrada principal de la Plaza de las Estrellas, Sebastián no se detuvo ni una sola vez hasta entrar en el auto. Una vez que ambos entraron, Sebastián cerró la puerta de golpe y, sin decir nada más, ordenó al conductor que arrancara el auto.
Miranda estaba empapada en sudores fríos. Cuando el auto se movió despacio y se alejó de la Plaza de las Estrellas, por fin pudo soltar un suspiro de alivio. Pronto se volvió para mirar al hombre que estaba sentado a su lado. Su rostro era hosco y gélido, con los labios fruncidos con fuerza, como si estuviera sumido en sus pensamientos.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread