Capítulo 168 ¿Por qué no hacemos una apuesta?
Miranda no sabía cuánto tiempo había pasado cuando se despertó, y pudo oír con dificultad unos débiles ruidos procedentes de algún lugar cercano a ella. Tenía el cuerpo rígido como si estuviera atada y todo su cuerpo estaba dolorido; ni siquiera tenía energía para moverse.
El olor asfixiante del humo estaba en el aire, lo que le dificultaba la respiración. Miranda se esforzó por abrir los ojos y, cuando levantó un poco la cabeza, se dio cuenta de que estaba atada fuerte a una silla, sin poder moverse.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread