Capítulo 113 Reunidos
Con su cuerpo entrenado al nivel del cuerpo de demonio inmortal, Sebastián podía prácticamente encogerse de hombros ante los ataques de los de rango similar si no eran demasiado fuertes.
Su cuerpo era como el acero; por mucho que Helena golpeara, salía indemne. Estaba empapada en sudor, con la frustración dibujada en el rostro. Después de cientos de golpes, cada uno respaldado por una energía feroz, todavía no había conseguido hacerle mella.
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