Capítulo 30 Una lección
Tras un simple disfraz, Sebastián parecía un desgastado joven de unos veinte años. Por la energía verdadera que irradiaba en su grito anterior, los guardias pudieron darse cuenta de que no era débil, así que ninguno de ellos se atrevió a hacer un movimiento.
—¿Eres el encargado de la tienda?
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