Capítulo 166 Camino acuático
Sebastián y María blandieron sus armas, acuchillando y apuñalando a las Ratas Empíreas que saltaban hacia ellos desde la orilla del río. Bajo el control de María, la pequeña embarcación se alejó de la orilla, salpicada de la sangre de las ratas caídas. Sebastián estaba empapado en ella, pero el impoluto atuendo blanco de María permanecía impecable, el material parecía encantado para repeler cualquier sangre que lo tocara.
Cuando llegaron al centro del río, las Ratas Empíreas chillaron furiosas desde la orilla, reacias a lanzarse tras ellos. El agua estaba plagada de cadáveres de ratas, y Sebastián no pudo evitar pensar que podrían alcanzar un buen precio en Piedras Cristal. Utilizando su enorme espada, dirigió la barca a unos cadáveres flotantes y los recogió. No pudo evitar darse cuenta de que había empezado a tomar algunos de los hábitos ahorradores de Stan.
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