Capítulo 235 Odio ardiente
Su voz era apenas audible, como un murmullo siniestro. Linda no podía parar de llorar, empapando la manta que tenía debajo. Ya había perdido la cuenta de cuántas veces había llorado; sus ojos estaban hinchados y rojos. El dolor físico que sentía no era nada comparado con el sufrimiento que le desgarraba por dentro.
—Con razón nuestras médulas eran compatibles —dijo Linda entre sollozos entrecortados—. Todos estos años le he estado haciendo daño sin saberlo. ¿Por qué me hiciste esto? ¿Cómo fuiste capaz?
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread