Capítulo 233 La paloma
El coche aceleró de repente. Por suerte, a esas horas de la noche apenas había tráfico. Jesica, con el cinturón abrochado, se aferró con fuerza a la manilla. Varios coches pasaban a toda velocidad por la carretera; la escena parecía sacada de una película de acción. Se sentía como si estuviera viviendo una carrera de coches en carne propia.
En una curva muy cerrada, Jesica tuvo la sensación de que el alma se le salía del cuerpo. Cuando por fin lograron dejar atrás a los otros coches, se dio cuenta de que tenía la mano sudada de tanto apretar la manilla.
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