Capítulo 155 Mujer desdichada
Linda, cegada por la ira, golpeó a Celia repetidamente, descargando toda su frustración acumulada por lo sucedido con Jesica. Gradualmente, el rostro de Celia palideció y gotas de sudor perlaron su frente. Ya sin fuerzas para discutir, su cabeza comenzó a inclinarse, como si estuviera a punto de perder el conocimiento.
—¡Eh, no te hagas la muerta! —espetó Linda, dándole un puntapié.
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