Capítulo 118 Su nacimiento fue un accidente
Los recuerdos de Jesica sobre Celia eran como retazos de un sueño lejano: una mujer amable con un talento culinario excepcional. Aunque sus momentos en la cocina eran escasos, cada platillo que preparaba dejaba en Jesica una huella indeleble de asombro y anhelo.
Al cruzar el umbral de la mansión Blanco, Jesica fue recibida por la cortesía estudiada de los sirvientes. Celia apareció, la viva imagen de la elegancia y la gracia. El trato cariñoso de Joel se reflejaba en su rostro, iluminado por una sonrisa que parecía brotar con naturalidad.
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