Capítulo 52 Adiós, invierno
Un copo de nieve solitario se desprendió de la rama sobre ellos, aterrizando suavemente en el hombro de Jesica. El instinto de Carlos lo impulsó a apartarlo, pero sus dedos vacilaron en el aire. ¿Qué derecho tenía ahora a tocarla? Dejarla marchar era su forma de cerrar definitivamente este capítulo de sus vidas.
Bajo el resplandor del sol invernal, Carlos se vio transportado al día en que registraron su matrimonio, bendecido también por un tiempo igualmente hermoso. Jesica llevaba un vestido blanco, sus labios curvados en una sonrisa radiante.
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