Capítulo 16 ¡Me das asco!
Jesica retiró la mano, sintiendo una profunda desolación. Primero había sido Linda, y ahora Carlos; ambos parecían deleitarse en humillarla. Era como si estuvieran hechos el uno para el otro.
—¡Carlos! Sin importar tu postura sobre el divorcio, este dinero me pertenece por derecho. ¡No deberías tratarme así! Además, la sola idea de que tus labios, que han tocado los de otras mujeres, rocen los míos, me repugna.
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