—Levanta la pierna izquierda —me indicó Ezequiel mientras su mano me ayudaba enganchándose detrás de mi rodilla izquierda, levantando mi pierna y abriéndola hacia un lado.
—¡Ezequiel! Ahhh... ¡Ahhh! —Grité su nombre enloquecida cuando entró en mí.
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