Capítulo 114 Locura
Eduardo empujaba aún más rápido, y las paredes de mi coño se apretaban y daban espasmos alrededor de su enorme polla. Era tan bueno... Quería gemir y decirle lo bien que me hacía sentir. Quería más de él. Quería correrme con él. Él echó sus caderas hacia atrás para hundirse más en mí mientras seguía machacándome. Mi coño húmedo emitía ruidos lascivos y húmedos mientras su polla removía mis jugos de amor. Mis caderas se movían al ritmo de su polla, mientras Eduardo empezaba a llenar cada rincón de mi mente con su amor salvaje.
—Sabrina... ¿estás bien? Pareces un poco... cansada —empezó a preguntarme Luciano.
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